sábado, 21 de marzo de 2009

MOSEÑOR JORGE UROSA SABINO NOVIEMBRE 2005

Rómulo Lares Sánchez

Caracas, 2 de noviembre de 2005

Monseñor
Jorge Urosa Sabino
Arzobispo de Caracas
Ciudad. Vía fax: 542 1611

Distinguido Monseñor Urosa Sabino, lo saludo respetuosamente.

Hago votos y elevo con fuerza mis oraciones con el objeto de que reciba usted la iluminación necesaria para enfrentar la dramática situación venezolana, que exigirá grandes iniciativas y sacrificios de todos sus líderes en los próximos días, en el futuro inmediato y mediato. Le remitiré esta correspondencia el 05.11.2005, fecha de su asunción oficial a la máxima jerarquía de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana en Caracas.

Tengo el deber y la obligación de dirigirme a usted como miembro de la Iglesia Católica, ciudadano venezolano, caraqueño y por mi vinculación al Consejo Nacional Electoral-CNE, alarmado por sus primeras declaraciones como Arzobispo de Caracas designado, publicadas por diversos medios de comunicación social.

Usted declaró: “Tuvimos una reunión muy franca y amable con el señor Presidente para hablar de cosas que tienen que ver con la Iglesia, el Estado venezolano y Caracas. Me siento muy agradecido por la receptividad del señor Presidente. Buscamos todos los elementos de encuentro que podemos tener –que ciertamente son muchos-, en beneficio de Venezuela, del pueblo católico y de la paz de nuestra querida ciudad de Caracas”.

Una hipótesis debidamente documentada es aquella según la cual Hugo Chávez F. perdió su condición de Presidente de la República el 15 de agosto de 2004, cuando se concretó el Referéndum Revocatorio-RR, acto absolutamente viciado desde su origen, que adicionalmente habría contaminado también los componentes fundamentales de las elecciones de autoridades de los estados, de los municipios y las próximas programadas para el 4 de diciembre, todas serían ilegales.

Ante cualquier duda, además de disponerme a sus órdenes le propongo remitirse al informe sobre las debilidades del Sistema Electoral Venezolano-SEV, elaborado por un distinguido y reconocido equipo de profesionales de las ciencias exactas, a cargo del ex Rector de la Universidad Simón Bolívar, Dr. Ing°. Freddy Malpica Pérez, presentado como parte de un Foro en el Auditórium del Colegio de Ingenieros de Venezuela-CIV el pasado 27.10.05, que sobre el tema me correspondió coordinar y donde se demostró la manipulación del SEV el 15.08.04. En esta actividad participaron como expositores o invitados especiales, venezolanos de alto prestigio moral y profesional, a quienes podría considerar para discutir sobre las conclusiones de este informe, son ellos: Dr. Ing° Eduardo Roche Lander, Dr. Ing° Alfredo Avella Guevara, Dr. Prof. Agustín Blanco Muñoz., Dr. Manuel Rafael Rivero, Dr. Reynaldo Chalbaud Zerpa. Todos miembros devotísimos de nuestra Iglesia.

Como líder de los católicos de Caracas tendrá usted la determinación de guiarnos por la vía de la verdad, quedando obligado entonces a formarse una opinión correcta y los demás católicos a contribuir a que así sea, como estoy dispuesto y lo hago en el área de mi experticia, fundamentalmente por la inmensa responsabilidad que todos entendemos usted asume. ¿Cuáles serían adicionalmente las consecuencias para el país al ocupar usted la máxima jerarquía de la Iglesia de Venezuela? ¿Cuál mi penitencia por el pecado mortal de no haberlo alertado oportunamente? Cumplo entonces con mi obligación como miembro de la Iglesia de señalarle, claramente, que verificada como está la hipótesis presentada anteriormente, estaríamos confundiendo a los miembros de nuestra Iglesia, si reconocemos en la Presidencia a un ciudadano que la usurpa, lo que nos haría no sólo sus cómplices sino responsables de engañar a los que creen en nuestro honor, en la Iglesia, y reconocemos su nombramiento legítimo por el Vaticano.

Al ser consultado en relación con las actividades recientes del Cardenal Castillo Lara, usted declaró “Prefiero no opinar sobre eso. Yo quiero muchísimo al señor cardenal, él tiene una opinión muy personal. Creo que nosotros los sacerdotes, sea cual sea nuestro rango, no debemos participar en ninguna actividad política. Eso es lo que yo pienso y así se lo he pedido a mis sacerdotes en Valencia y así lo voy a pedir en Caracas. Nosotros podemos tener nuestras simpatías, pero no debemos nunca ser activistas políticos”. “A nosotros nos corresponde, como cuerpo episcopal, dar nuestras opiniones, buscar siempre el entendimiento y que haya una actitud de reconciliación y acercamiento entre todos los sectores, tanto del Gobierno como de la oposición”.

Monseñor, muy respetuosamente le solicito medite sobre lo siguiente: Su declaración muestra la convicción suya de que estamos viviendo en un régimen de libertades, de equilibrio de poderes, de resolución de diferencias políticas mediante un Sistema Electoral sano, reconocido, democrático. Estaría usted absolutamente equivocado si lo entendiera de esa manera, o si la feligresía confundida, creyera que usted lo entiende y acepta así. No se trata de vida en democracia ni de opiniones del gobierno ni de la oposición, se trata por una parte, de un régimen y de una oposición ilegales e ilegítimos, y por la otra parte de un pueblo mayoritariamente católico que está siendo engañado, estafado, perseguido, corrompido, amedrentado y aterrorizado. De una sociedad de cómplices que han conculcado los poderes públicos, derechos humanos y las libertades en Venezuela, mediante el abuso de los recursos del Estado, incluyendo la manipulación de la justicia, los medios de comunicación, la fuerza armada y pública, con la contribución por acción u omisión y la colaboración de las demás instituciones, incluyendo la que usted lidera a partir de hoy. Aunque el pueblo venezolano quiere entenderse, reconciliarse, acercarse, esto no será posible mientras no tengamos democracia, no estemos representados por un gobierno y unas instituciones legítimos que actúen dentro del marco de la legalidad. Podría usted ser señalado como inconsecuente con su prédica y hasta señalado de adoptar una “actividad de parcialidad política”, porque podría entenderse que usted reconoce el régimen y espera o desea lo mismo de la Iglesia.

¿Cómo podríamos ante todas las evidencias debidamente analizadas, desestimar entonces la opinión de su Eminencia Rosalio Cardenal Castillo Lara, a quien usted declara “querer muchísimo”? ¿Cómo podríamos calificarla de “actividad de parcialidad política”? El Cardenal Castillo Lara, a quien no conozco personalmente, alcanzó su altísima jerarquía eclesiástica, desempeñando exitosamente durante muchos años, las más delicadas y prominentes posiciones políticas y diplomáticas del Estado Vaticano, lo que debería adicionalmente a su condición de sacerdote, transmitirnos la mayor confianza sobre su capacidad, su sabiduría, la madurez de sus opiniones, por lo que estaría consciente de la muy grave situación que atraviesa la República y como ciudadano, como miembro prominente de la Iglesia, habría descrito el aspecto electoral como “pantomima”. Tan convencido estaría nuestro Cardenal de la gravedad de la situación, que ha clamado por el respeto y la aplicación de la máxima ley terrenal en Venezuela, la Constitución de la República, e invocado específicamente la aplicación de su Artículo N° 350.

Hago votos y elevo mis oraciones por “el entendimiento, la reconciliación y el acercamiento” entre la autoridad de la Iglesia de Venezuela y el resto de sus miembros.

Muy atenta y respetuosamente,


Copias:
Excelentísimo Nuncio Apostólico, Moseñor Giacinto Berloco – nunapos@cantv.net
Su Eminencia Rosalio Cardenal Castillo Lara.

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