jueves, 12 de agosto de 2010

Señores Miembros del
Consejo de Administración de la
Voce d’Italia
Caracas

Copia: Señor Mauro Bafile. DIRETTORE

Muy estimados miembros del Consejo:

Tengo el agrado de dirigirme a ustedes, con el objeto de hacer algunas otras reflexiones alrededor de las “Reflexiones / El blog del Director” de nuestro prestigioso cotidiano, en particular las de esta fecha: “El “impasse” con Colombia y las elecciones en septiembre”. Digo “nuestro”, porque me siento en mi tierra cuando visito Italia, cuando me encuentro con alguno de mis fraternales amigos italianos o descendientes de italianos. Porque me siento en casa en alguna de las asociaciones italianas en cualquier parte del mundo y sobre todo, en el Centro Italiano Venezolano en Caracas.

El señor Director debería tomar en consideración que según informaciones diversas de fuentes reconocidas, se sostiene que las FARC mantienen una infraestructura para más de tres mil (3.000) secuestrados, sin cupos disponibles. Adicionalmente, mantienen relaciones de asociación y cooperación con la industria del narcotráfico y con regímenes totalitarios como el que usurpa en Venezuela la representación del Estado y la presidencia, así como la jefatura de las Fuerzas Armadas, controladas por militares de inteligencia cubanos, por lo menos ese control represivo es lo que sostienen como una de las excusas de su inmovilidad, inaceptable, los militares activos y retirados, cuando son acorralados en persona, por el incumplimiento del Alto Mando Militar de su principalísima obligación: el mantenimiento de la soberanía nacional.

Comparar entonces las iniciativas venezolanas y el esfuerzo por la democratización del continente a partir de 1952 en la OEA, con la existencia de un régimen, que amigos de la comunidad italiana como el señor Rafael Poleo, veterano, estudioso y culto testigo de la historia local, por intermedio de su Revista “Zeta”, compara con el Duce, en cuanto al fin que se estaría buscando el responsable del crimen organizado que se apoderó de Venezuela. Recuerden ustedes que el señor Poleo es uno de las decenas de miles de compatriotas obligados a vivir en el extranjero.

El “exilio” del socialismo del siglo XXI es un tema que deberíamos considerar, que afecta de forma distinta a los miles de lectores de La Voce que disponen de un pasaporte de la Comunidad Europea, así como de los servicios diplomáticos y consulares para proteger y defender sus intereses en Venezuela. Así como los centenares de perseguidos, secuestrados en las cárceles venezolanas, olvidados por la “sociedad democrática” que promueve La Voce. Ni hablar de los 140 mil asesinados con impunidad de más del 95%, que se empeñan los ignorantes en señalar como incapaz de distinguir entre las víctimas azules, rojas o las mayorías que rechazan y desprecian semejante clasificación.

El Director compara el “experimento” democrático 1960-1999 con el régimen ilegítimo e ilegal establecido a partir del mismo 1999, cuando refresca la historia de las relaciones colombo venezolanas. También define como democracias, aunque de “Otras épocas, otras realidades” a los regímenes primitivos de Antonio Guzmán Blanco y Cipriano Castro. La reflexión debería cubrir el hecho aceptado por la mayoría de los historiadores e investigadores, imposible de llamar a esos períodos, “democráticos”.

Los medios de comunicación venezolanos decidieron a partir del 4DIC2005, “cuadrarse” con el negociado régimen-oposiciones, fecha en la que el colectivo decidió actuar electoralmente-pacíficamente, porque las marchas y manifestaciones siempre fueron respondidas con la violencia y la muerte, desconociendo al régimen, de manera directa a dos de sus poderes públicos: su Asamblea Nacional y su Consejo Nacional Electoral, cuando se abstuvo por lo menos el 86% de los electores, aunque el CNE sacó de una de sus mangas el 75%; adicionalmente se produjo un récord de votos nulos, estimado en más del 4%, lo que acercaría el rechazo al régimen al 90%, a pesar de la persecución y amenaza de empleados públicos, beneficiarios de programas sociales, culturales y de cualquier trámite oficial, con el “Apartheid Criollo” administrado por el Estado con la Lista Maisanta, expresión más clara del fascismo como cualesquiera de las practicadas durante el régimen de Benito Mussolini, con un Sistema Electoral viciado en su diseño y su operación, controlado en su totalidad por el régimen; sin embargo, las denominadas “oposiciones”, autorizadas por el régimen, cuyos “líderes” habían sido “elegidos” por el mismo “Sistema”, decidieron cínicamente aceptar la “voz del pueblo” cuando los “eligió” a ellos pero desconocerla cuando les ordenó desconocer al régimen. A esta lamentable práctica se ha sumado la Voce d’Italia en sus “Reflexiones” y en su presentación general.

En cualquier sociedad que pretenda incorporarse a la civilización, respaldar el fraude político más escandaloso de la Historia de Venezuela, y quizá del mundo, que ha contribuido a entregar a Venezuela a los brazos del crimen organizado transnacional, el narcotráfico, la injerencia en los asuntos de otras naciones, los litigios y la guerra en el medio oriente y en otras latitudes, el armamentismo nuclear iraní, la subversión mundial y la legitimación de capitales, e insistir en llamarlo “democracia”, entrando a este juego diabólico que ha decidido bailar una porción muy pequeña de la sociedad que participa en los rendimientos de sus inversiones, pero respaldada por los medios de comunicación social y los liderazgos de los partidos políticos, representará una carga ineludible en el juicio de la Historia, y de los eventuales juicios internacionales por los crímenes de lesa patria y de lesa humanidad que se ejecutan de forma permanente y continuada para mantener la usurpación de los poderes públicos en Venezuela.

La impresión general de la lectura que “La Voce d’Italia” nos presenta, de una Venezuela democrática, con unos poderes públicos constituidos legítimamente, la página 4, por ejemplo, a pesar de que las evidencias nos indican que el “Chávez que amenaza a EEUU con suspender envío de petróleo”, así como el Canciller o el vicepresidente, usurpan todos sus cargos, tanto porque el origen del mandato es írrito, ilegal y fraudulento, como consecuencia también los subalternos, como porque ejercen todos fuera del Estado de Derecho, violando permanentemente los derechos humanos de los venezolanos y residentes en el territorio y adicionalmente, interviniendo con recursos humanos, financieros, políticos, diplomáticos y militares en los asuntos internos de otras naciones.

Reflexionemos, estimados señores: en Venezuela impera un régimen totalitario afiliado al crimen organizado transnacional. ¿Cómo podemos contribuir con el fraude y sostener que “vivimos en democracia?

Con la mayor estima y consideración,

Caracas, 26 de julio de 2010